Hace ya dos días y medio que comenzó nuestro curso de Enseñar Lenguas con TIC, lo que convierte este momento en el ecuador del taller. Tal y como imaginamos, está resultando una experiencia muy enriquecedora y muy intensa (7 horas diarias dan para muchas anécdotas).
En estos dos días y medio hemos reflexionado sobre nuestra labor como docentes de lenguas, hemos debatido sobre lo que hacemos en el aula y por qué lo hacemos, hemos aprendido nuevas herramientas y nuevas funcionalidades, nos hemos frustrado cuando no nos salía a la primera y, sobre todo, nos hemos ido haciendo más amigos. El ambiente que se respira en el aula IIIb de la vieja Facultad de Filosofía y Letras es, desde luego, el de un grupo de amigos que quieren mejorar juntos.
Quiero dar las gracias desde aquí a todos los que están haciendo esto posible: a los cuatro excelentes profesores que me acompañan, a José Antonio, el informático, que nos resuelve los problemas que se presentan, a los conserjes de la facultad, siempre tan atentos a nuestras múltiples y variadas necesidades y sobre todo a los 28 participantes que no se pierden ni un minuto de las clases y que aportan, con su ingenio y sus ganas de trabajar, la chispa a todas las sesiones.